El porqué de Poste Cabildo

El Poste Cabildo es un pilar que sustenta dos arcos porticados de la Plaza de Garrovillas de Alconétar. En tiempos fue lugar donde se reunían los muchos clérigos de la villa para tomar decisiones. Algún tiempo después sostenía las espaldas de los jornaleros que esperaban el dedo apuntador para conseguir un jornal. Yo quiero que este Poste sea lugar para mis reflexiones, compartidas o no, e invitaros a criticarlas.


miércoles, 18 de mayo de 2016

Yo confieso

Después de varias monsergas pecando de palabras por aquello de poner en un brete -aparato de tortura para redimir penas- a quienes deberían haber llegado a acuerdo y no lo hicieron; estos días me he dedicado a hacer propósito de enmienda por todas aquellas ofensas salidas de mi teclado, ya que de pensamiento hace algún tiempo que no peco, eso sin decir nada de los lascivos de los que ni me acuerdo. Como con una confesión sola no tenía bastante he decidido hacer ejercicios espirituales. Sí, no os extrañéis, aunque han sido un poco particulares, lo de los ejercicios espirituales viene porque me he dedicado a alimentar el espíritu con cuestiones terrenales. Me explico.

Un día de estos me acerqué a escuchar un concierto de clarinete y piano que organizaba la Asociación Musical Cacereña; se podrá estar más cerca del cielo, no lo dudo, pero desde luego, allí se estaba como en la gloria. El pianista que, en principio, estaba en programa por alguna cuestión particular no pudo asistir; el clarinetista, Víctor Díaz Guerra, joven de 19 años es una fusión de un piornalego y una profesora de música cacereña, ¡la mezcla explosiva! Quien lo conoció siendo un niño introvertido, que se escondía cuando veía una cámara de fotos en aquellos años en los que este pendolista se dedicaba a plasmar en negativo fiestas populares, y ahora no solo disfruta de los sonidos de su clarinete, fuera de lo normal, sino que además aprecia el saber estar de Víctor en el escenario, hasta me enorgullezco de tener amigos que hayan hecho que sus hijos nos transporten a lo más etéreo.

Otro día por aquello de poner los pies en la tierra, me he acercado al Ateneo de Cáceres a una conferencia con el sugerente título de “Cáceres Verde”. El conferenciante, Chema Corrales, biólogo y profesor de la Facultad del Profesorado; pero que currículo aparte, su verdadera pasión son los anímales y las plantas, con estos elementos os podéis imaginar la sapiencia que acumula y lo amena y didáctica que fueron aquellas casi dos horas de información y charla posterior.

Se quejaba y con razón, yo también lo hago cuando puedo, de la situación de falta de zonas verdes en la que se encuentra esta nuestra ciudad dormida, la devastación forestal que se ha producido, no solo en los últimos tiempos, en Cáceres y sus alrededores. Durante una parte de la historia por aquello de tener que surtir al gremio de los caleros de la materia prima suficiente para atizar los hornos de la cal. En los tiempos más recientes por la mala política arbórea y forestal que los regidores locales han infringido, fundamentalmente al casco urbano, en beneficio del asfalto, el cemento y las calles peatonales para la colocación de terrazas y farolillos verbeneros. Una pena ver una fotografía aérea del término municipal más grande de España; solo lo que ahora se conoce como “Paseo de Cánovas”, otrora “Paseo de San Juan del Puerto”, algún pequeño reducto de color verde y alguna que otra palmera en patios privados es lo que da color al pardo de construcciones y eriales.

¡No me digáis que no están mis pecados redimidos! Lo de la enmienda no sé si lo conseguiré, a la vista de los motivos que dan algunos para que me vuelva a “pinchar” el mismo Lucifer y saque los pies del tiesto; y es que si uno lee como se está gestionando lo que llaman “crisis de los refugiados” –pero qué manía de querer llamar “crisis” a lo que es una mala gestión de los Derechos Humanos-. Resulta que tenemos refugiados que huyen de las guerras, otros que se arriesgan a “embarcarse” en eso que llaman pateras con el objetivo de mejorar sus mínimos vitales, los hay que hacen el rodillo sobre lo que denominan dulcemente concertinas para ser repatriados en cuanto son apresados; y mientras tanto lo que leo en titular de prensa: “España acogerá a 200 refugiados entre mayo y junio; la UE, lejos de su objetivo de albergar a 160.000”.

Otro de los días que tuve que ponerme el cilicio para no pecar de obra ha sido cuando he leído que “La mayoría conservadora de la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo ha dictado una sentencia que vacía de contenido el derecho a manifestarse de los alrededor de 74.000 guardias civiles que hay en España. (…) Le han impuesto 15 días de empleo y sueldo a un miembro de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), por promover una manifestación “en contra de los recortes “ y en favor “de la seguridad pública”. ¿¡Cabe mayor desfachatez en los tiempos en que vivimos?, ¿alguien puede estar  en contra de esas reivindicaciones!?

No porque el ámbito sea internacional o nacional tiene más enjundia que si el asunto es local o regional. El último estudio del Consejo de la Juventud de Extremadura (CJEx) nos revela que 1 de cada 2 jóvenes en la Región sufre riesgo de pobreza y/o exclusión social; que entre 2005 a 2015 más de 5.700 jóvenes han abandonado la Región; que sólo el 17 % de la población de Extremadura es considerada joven; todas las localidades tienen saldo migratorio negativo, siendo en la provincia de Cáceres casi 10 veces mayor que en la de Badajoz (4.213 frente a 489 en la última década)… El estudio es alarmante.


En el ámbito local también hay motivo para pecar. Comparto con mi amigo “el impertinente”, hortelano de devoción, que en nuestra aldea el paro llega al 40 % de la población, esto sí que me duele, yo que siempre defendía que es mejor ser cabeza de ratón que cola de león, en este caso me duele una enormidad lo de ser cabeza.

Al final de esta mi perorata he vuelto a pecar, "es que soy mu desincorregibli"; tendré que hacer como San Antón Abad e irme una temporada de eremita.



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