El porqué de Poste Cabildo

El Poste Cabildo es un pilar que sustenta dos arcos porticados de la Plaza de Garrovillas de Alconétar. En tiempos fue lugar donde se reunían los muchos clérigos de la villa para tomar decisiones. Algún tiempo después sostenía las espaldas de los jornaleros que esperaban el dedo apuntador para conseguir un jornal. Yo quiero que este Poste sea lugar para mis reflexiones, compartidas o no, e invitaros a criticarlas.


miércoles, 4 de mayo de 2016

"Y colorín colorado...

…este cuento se ha acabado”. Como todos conocéis este es uno de los finales clásico que se utiliza para finalizar los cuentos populares. Pero ni Charles Perrault, el mismísimo Christian Andersen y llegado el caso, ni los hermanos Grimm hubieran sido capaz de escribir un cuento que siendo tan corto se nos haya hecho tan largo.

Aquello que empezó siendo un cuento de Navidad, se nos ha convertido en una historia de intriga y suspense de aquellas que se contaban a la luz de candiles en tiempo de invierno y al calor de una humeante chimenea; aquellos cuentos que los mayores solían añadirle algo de su cosecha con tal de hacerlos más reales, e incluso llegado el caso si el narrador era perspicaz ponía los nombres de los escuchantes a los protagonistas de la fábula correspondiente.

En esta ocasión este paso nos lo hemos ahorrado, los protagonistas ya nos venían en la primera entrega, así que solo nos restaba buscar el cuento apropiado para cada personaje.

El primer protagonista que finalmente no fue por aquello del inmovilismo, le podríamos colocar como intérprete de “El hombre de las nieves”, cuento que saliera de la pluma de Alejandro Dumas, y refleja perfectamente a un hombre de hielo, cual muñeco de nieves, en este caso con sus luengas y canosas barbas que reflejaban la inanición que la nieve ejerce en todo aquello que cubre.

Que hubiera sido de los personajes de ficción si los hermanos Grimm no nos hubieran obsequiado con aquel “Sastrecillo valiente” que luchando contra todos los gigantes y que quería en todo agradecer a su Rey, el sastrecillo valiente al final consigue su objetivo, en este caso el sastre, que es de nombre Pedro, perdió en todos los embates a los que se presentó y tuvo que devolver al Rey el preciado poder que intentaba conseguir para ser puesto de nuevo en mano del destino.

Quien realmente ha animado estas jornadas de cuentacuentos ha sido otro personaje de estos hermanos Grimm tan prolijos en narraciones, el personaje, aquel que habiendo escuchado al pueblo, entendió que debía de coger su flauta y llevarse a los ratones lejos de sus dominios, si bien es cierto que la melodía que salía de la flauta de este Hamelín en esta ocasión no consiguió llevarse ni a los ratones ni atraer a los niños para encerarlos en su cueva, y mira que el niño cojo intentaba suavizar la música, pero el flautista se había aprendido una sola canción; últimamente ha cambiado de melodía a ver si es capaz de atraer a los ratones unidos.

Otro personaje que también nos ha dado alguna que otra jornada interesante, y eso que el tamaño no era el más apropiado, ha sido aquel que escribiera en su origen Charles Perrault, y que bajo el nombre de Pulgarcito siempre intentaba conseguir lo mejor para sus padres, lo que no escatimó esfuerzos, si bien es cierto que en este caso al contrario del personaje del cuento, al final nuestro protagonista tuvo que volver a casa de sus progenitores, después de haber visto y recorrido mundo, sin conseguir el hacerse rico, eso sí, fue feliz hasta el final.

Y como no hay mejor cuento que aquel que tiene un buen final, en este caso no voy a terminar con el consabido “colorín colorado”, lo haré con otra coda propia de este género literario: “comieron perdices, fueron felices y a nosotros nos dieron con los huesos en las narices”.

Os doy permiso para cambiar lo de los huesos y la parte anatómica en la que nos dieron.

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