Esta
mañana me he levantado dispuesto a llevar a cabo una nueva iniciativa, la
creación y legalización de un nuevo Partido Político -en este caso una
Plataforma-; me he acercado a la Subdelegación para dar de alta el PCPCC
(Plataforma Ciudadana por la Cena Caliente).
Muchos,
la mayoría por no decir todos, pensaréis que es una tontería, y no os falta
razón, pero seguro que muchos de ustedes añoráis aquellos tiempos en los que se
cenaba siempre algo caliente, aquella frase: “¿qué hacemos de cenar?”, está en
el baúl de los recuerdos, algunos no la han escuchado nunca, hoy se cena
normalmente una latina, un poco de embutido…, y si se tiene suerte, algo de lo
sobrado en el almuerzo.
Esto me
ha surgido después de lo leído estos días atrás en un diario regional, Errado
de Aragón, de corte satírico; el titular era que “animalistan intentan impedir
que San Jorge mate al dragón”; la verdad que no hace falta dar muchas ideas,
porque lo que a alguno se le ocurre van otros y lo apoyan y le dan una difusión
que ya nos gustaría a aquellos que le damos más importancia por ejemplo y
coincidiendo con esa misma celebridad de San Jorge: reivindicar más libros, más
lecturas, homenajes a nuestros insignes escritores, e incluso exaltar la figura
de aquellos comuneros (Padilla, Bravo y Maldonado) que dieron su vida por
defender sus ideales y que cada 23 de abril se rememora el hecho en Villalar de
los Comuneros. Pero no, los responsables del PACMA han decidido salir en
manifestación declarando asesino a San Jorge por matar al dragón. ¿Se han
parado a pensar si es cierto que aquel Jorge o Jordi, según se mire, mató al
dragón? Incluso ¿existieron los dragones? Y digo yo que cualquier día a algún
iluminado le da por declarar “persona non grata” a Noé por tener encerrado más
de cien días a una pareja de todas las especies animales en un espacio inmundo
y reducido sin pensar en el daño psicológico que aquello les infundió y se
quedan tan a gusto.
¿A qué
ahora si entendéis lo de la creación de mi Plataforma en defensa de la Cena
Caliente?
La
cuestión es crear cosas aunque no sirvan para mucho, incluso alguna para nada,
pero aparecen esos “iluminatis” y son capaces de arrastrar unos cuantos que los
siguen hasta el más allá si es preciso.
Yo
reconozco que para ser líder y tener capacidad de aglutinar se requiere una
cierta personalidad, ser versado, sí además eliges un nombre popular con algo
de historia y te dotas de una imagen singular, miel sobre hojuelas.
Luego
viene el problema de saber medir y parar a tiempo, porque se puede dar el caso
de querer imitar a tantos personajes históricos que sin darte cuenta ¡zas!,
pegas el resbalón e imitas a aquel que cuando había perdido Granada no se le
ocurrió otra cosa que quemar las cartas con la infausta noticia y además mandó
matar al mensajero.
Pero
claro, como tantas veces en la historia, y ya van unas cuantas, lo malo no es
matar al portador de la noticia que no es de tu interés, lo grave como defiende
Sigmund Freud del hecho de matar al mensajero, es que es una forma marginal de
defensa para enfrentar lo insoportable. Freud agrega que otro factor
determinante es que el ejecutor está intentando demostrar su poder absoluto.
Y a más
que añadir al hecho, el lugar; que el mensajero fuera vilipendiado en la
Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid tiene bemoles,
lugar dónde debería imperar cualquier arte menos la prepotencia y la
arrogancia, pero claro jugaba en casa y con el público a favor. Fin de este
hecho causante.
Hoy
como me encontraba yo defensor de los animales, me he ido a una tienda donde
venden de todo, le ponéis el nombre e incluso la nacionalidad que queráis, y me
he comprado una jaula de grillos. Ya sé que ahora no es tiempo de ellos, eso si
os referís a los que campan y cantan en las noches “agostiles” principalmente
por nuestros campos; yo me estoy y me quiero referir a los grillos que están en
la Carrera de San Jerónimo esos que han convertido aquella su morada en coso
taurino, corral de comedias o estadio de fútbol. La dificultad está en
encontrar una jaula con el espacio suficiente para tanto insecto ortóptero
–esto me lo ha chivado mi amigo Jaime Culebras- y no es lo malo el espacio,
sino que dentro de pocos los vamos a tener a todos en la calle cantando la
misma canción, con el consabido soniquete de: “la culpa la tienes tu,
turututú”, sin escucharse los unos a los otros y aún menos lo que se reclama
desde fuera de la grillera.
Alguna
vez ya he comentado que somos una generación afortunada por lo que estamos
conociendo, y que hemos pasado de la pizarra y el trapo, salivazo incluido, a
la tableta digital y sin poder comerte una ídem de chocolate por aquello del
azúcar, que diría Celia Cruz; pues tendremos que anotarnos el haber conocido la
legislatura más corta de la historia, la más improductiva, en la que
aparecieron los primeros ósculos, las primeras “rastas”…; una legislatura que
llevaba visos de modificaciones importante, sea quedado en lo efímero y en lo
banal.
Esperemos
que los próximos grillos no sean como Pepito, que se dejen de tanto canto en
noche veraniega y piensen un poco en quienes le dan la oportunidad de mostrar
su belleza o tendremos que cambiar grillos por hormigas que por lo menos tienen
fama de más trabajadoras.
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