Con la unción de la ceniza aún fresca, entrado por ello en tiempo de cuaresma y recogimiento, a este pendolista no es que le preocupe mucho que será de él cuando esté, ya no con un pie en el estribo, sino cabalgando, donde ocuparé un espacio material; me preocupa más el seguir ocupando algún bite en la memoria de quien me quiera recordar.
Ahora bien, dicho esto con ánimo de que ello ocurra cuanto más distante en el tiempo mejor, sí que me da un poco de envidia aquellos que no pueden usar la consabida frase de “no tener dónde caerse muerto”; no penséis que estoy falto de ganas de vivir, como ya he dicho siento mucha envidia, pero no de la buena, no, esa que se dice tiñosa, el envidiado es un tal Mansour bin Zayed, a la sazón jefe y señor del Club de fútbol Manchester City; el motivo muchos ya lo sabréis, pero yo os lo voy a refregar para ver si también alguno se apunta conmigo al clan de los envidiosos.
El jeque Mansour bin Zayed, miembro de la familia real de Abu Dabi, ha
adquirido una finca de 8.200 hectáreas en el término municipal de Valencia de
las Torres, una localidad del sur de la provincia de Badajoz donde viven
alrededor de 700 vecinos.
Se dice, que el jeque ha
pagado 55 millones de euros por la finca, ha comentado a Efe el alcalde del
pueblo, Valentín Pérez.
Mamsour bin Zayed, es el
undécimo hijo del emir Zayed bin Sultan Al Nahyad (1918-2004).
Por la finca adquirida, de nombre "Los quintos de San Martín", han pasado personalidades como: el propio Juan Carlos I, Emilio Botín, los Albertos y algún jeque, entre otros. El motivo lo podéis imaginar.
Por la finca adquirida, de nombre "Los quintos de San Martín", han pasado personalidades como: el propio Juan Carlos I, Emilio Botín, los Albertos y algún jeque, entre otros. El motivo lo podéis imaginar.
"Los quintos de San Martín" ha sido propiedad hasta ahora de la familia Mora-Figueroa, que dedicó la explotación de la misma al ovino y a la caza principalmente, está cruzada por el río Matachel, agrupa un total de 14 cortijos y daba trabajo a 70 personas. Actualmente, son cerca de 30 empleados los que siguen trabajando en la misma, principalmente en labores de mantenimiento y vigilancia ganadera y ambiental. De entre las primeras medidas que quiere tomar el nuevo inquilino está la de la construcción de un pequeño helipuerto.
No me digáis que no es
para tenerle envidia, y encima dirá que “no tiene donde caerse a echar una
siesta”.
En cambio a otros se les
va a prohibir hasta lo más elemental que recoge la otrora Ley de Leyes en el
ámbito laboral. Me estoy refiriendo al Estatuto de los Trabajadores y
concretamente al derecho de huelga, que además está refrendado en nuestra
manida, vilipendiada y con derecho a renovarse Constitución Española y recogido
su procedimiento en Real Decreto-Ley 17/1977.
La ocurrencia ha venido
de la Dirección del Metro de Madrid en documento pasado a la “parte social”
(sindicatos) con motivo del comienzo de la negociación de un nuevo convenio para
la empresa. Si polémica es esta propuesta de comienzo de negociación no menos
lo es la eliminación de
algunos de los "conceptos extrasalariales", como los 50 euros que
reciben los trabajadores por trabajar los festivos de Navidad o la
indemnización de 12 euros que obtienen por acudir a un reconocimiento médico
fuera de su jornada laboral. Eso sí, estás medidas afectan a todos los
trabajadores de la empresa menos a la Dirección: “chupa del frasco Carrasco”.
Y es que los poderosos no se cansan, leo: “
Polémica en Rusia por la boda de la exmujer de Putin, Liudmila
Pútina, con un hombre 20 años menor que ella. El reportaje de la televisión
rusa que dio la noticia fue retirado de la programación ante la polémica
generada”.
La noticia que puede tener cierto cariz amarillista
no lo es tanto cuando se trata de ocultar a través de los medios públicos la
información que afecta a los poderosos.
¡Bueno eso nos queda muy lejos! diréis algunos, pues ¡agárrense que
vienen curvas! Os cuento este cuento: “la televisión pública francesa estrena
es horario de máxima audiencia (20:55) una biografía de nuestro anterior Monarca, Juan Carlos I,
en la que repasa su vida y su reinado”. Por el contrario TVE, la de todos
nosotros, igual que Putin, ha vetado su programación basándose en que se trata
de un rey que ya no es rey; y aun siendo coproductora del documental no tiene
prevista su emisión, ¿será “realmente” ese el motivo?
Esto me ha hecho rejuvenecer unos cuantos de quinquenios, cuando allá
por los primeros años de la decena de los 70 del siglo pasado, muchos
españolitos tuvieron que cruzar los Pirineos si querían ver la película de
Bernardo Bertolucci, protagonizada por el señor Brando, “El último tango en
París”; o aquella otra archiconocida “La naranja mecánica”.
Estas cosas al final me hace reverdecer recuerdos y también, y lo que
es peor, ganas de exiliarme a Martes en el primer viaje programado.
¿O tendremos que cruzar otra vez los Pirineos?
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