El porqué de Poste Cabildo

El Poste Cabildo es un pilar que sustenta dos arcos porticados de la Plaza de Garrovillas de Alconétar. En tiempos fue lugar donde se reunían los muchos clérigos de la villa para tomar decisiones. Algún tiempo después sostenía las espaldas de los jornaleros que esperaban el dedo apuntador para conseguir un jornal. Yo quiero que este Poste sea lugar para mis reflexiones, compartidas o no, e invitaros a criticarlas.


sábado, 12 de diciembre de 2015

A Modo de presentación y justificación

Tenía yo ganas de saltar de nuevo a la pizarra digital; he estado barajando por dónde y cómo lo hacía. ¡Decidido!, he elegido hacer un blog porque según mis asesores es lo más “chip” del momento, además da la posibilidad de ponerme la cara colorada aquellos que a bien tengáis enseñarme, ya que entiendo que cualquier crítica que tenga fundamento, siempre es un acicate para el aprendizaje.

Este humilde pendolista (aquellos que solían imitar los caracteres antiguos escribiendo caligráficamente y que su profesión se fue al traste por mor del invento de un tal Gutenberg, ¡alemán tenía que ser!) intentará en la medida de sus posibilidades, sino copiar, sí exponer mis pareceres sobre los acontecimientos de toda índole y lugar.

Poste Cabildo
He elegido el nombre de Poste Cabildo, porque como explico en mi perfil, el consabido Poste ha sido siempre un lugar de encuentro; unas veces para tomar decisiones, otras para esperar “algo” y no hace mucho era lugar de encuentro de lugareños para tertulias y discusiones a la raza de Lorenzo. En los momentos actuales, como otras muchas cosas, está en declive; las decisiones se toman en la acera de enfrente –Ayuntamiento-; si alguien tuviera que esperar para ser elegido, la espera sería interminable; lo de las tertulia casi no se practica y discutir aún menos, o eres sumiso o eres enemigo, así que solución; no discuto y por eso estoy así de gordo.  

Las imágenes que aparecen son, como no, una panorámica de La Plaza de Garrovillas de Alconétar, y la famosa paloma de Picasso, algo que vengo utilizando desde hace algún tiempo, pues entiendo que es un símbolo de tolerancia, de lo que estamos algo falto últimamente.

Voy a procurar copiar de aquellos pendolistas el modo de escritura, en este caso como reivindicación del declive en el que ha entrado, lo que se conoce como, “la lengua de mi tocayo Cervantes”; si bien es cierto que con las nuevas herramientas de comunicación ahora se escribe mucho, no es menos cierto que nunca antes se ha hecho peor; y no dudo que pronto la profesión en auge sea la de logopeda, por aquello de tener que enseñar a hablar a quienes perdieron la voz en beneficio de los pulgares y las plasmas.

Nunca pensé yo que me atreviera a tanto, paradojas de la vida. ¡Claro que la vida está llena de paradojas! Pondré algunos ejemplos que le han salido a este pendolista en los últimos días.

Si entendemos que una paradoja es aquello contrario a lo que se considera cierto, no me dirán que no es una paradoja que uno de los candidatos a Presidente, perteneciente a la última hornada de políticos, defienda la eliminación de los agravantes por violencia de género; que en su programa se recoja “el contrato único”; y que a los maestros y profesores los catalogue de garantistas por ser funcionario. ¿Es o no una paradoja?

Hay quien  lleva pregonando ser claro y diáfano en las exposiciones de las propuestas de los programas de los partidos, y resulta que todavía no sabemos cuál es su postura referente a problemas tan acuciantes como la secesión catalana, la reforma de la Constitución, critica la utilización de los medios de comunicación por parte de los políticos… ¿no son estos paradojas?

Otro líder con posibilidad de gobernar, del partido con más historia, también lleva en su mochila alguna que otra paradoja, ¿o no lo es el preconizar primarias y luego utilizar el dedo dirigible para poner y “desponer” a su antojo?, o adelantar acontecimientos antes de conocer resultado y decir que no gobernará con este o aquel, lo veremos. Paradojas a tutiplén.

No es menor la incoherencia de aquel que lleva cuatro años dirigiendo los designios de una nación y no se atreve a exponer ante sus adversarios lo ejecutado, cuando en sus “monólogos plasmarios” defiende que los españoles, todos los españoles son españoles y tienen un vaso que es un vaso y un plato que es un plato. ¿Esto va en serio?

Claro que las incongruencias están a la orden del día, el pendolista escucha que en una catedral donde antes la entrada eran gratis y ahora cobran por ella 7 €, ha aumentado los visitantes un 18%, ¡esto es incongruencia o masoquismo!


¿No será también una insensatez este mi atrevimiento?

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