El superávit de Extremadura. Publicado en diario HOY 11/02/2017

La generación de energía eléctrica es de las pocas cosas de las que podemos alardear de tener superávit, y encima no nos aprovechamos.
Uno de los tópicos de esta nuestra Comunidad es aquel que dice que: «somos la Comunidad con más kilómetros de costa de agua dulce», y así es, son más de 1.500 kilómetros.
Muchos de estos miles de hectómetros cúbicos de agua están embalsados con un objetivo crematístico, el de producir energía eléctrica para la venta de la misma, siendo el embalse más significativo, tanto por el volumen de agua, 3.162 hectómetros cúbicos (Hm3), como por potencia instalada, 916 megavatios, el de Alcántara, esta potencia supone aproximadamente el doble del total que suministra la Compañía en nuestra Comunidad.
Si a esto sumamos los 500 MW que tiene instalada la Presa de Cedillo, más alguna que otra, como el pantano de La Serena; llegamos a sumar 2.292 MW de potencia en centrales hidroeléctrica, siendo más del 58% del total de la demanda de la Península; no me digan ustedes que no tenemos superávit en generación y venta de lo que hoy es producto de primera necesidad.
Todo esto que está datado y bien datado por este mundo de las redes sociales, podría dormir el sueño de los justos si no fuera porque durante estos últimos días se ha convertido en popular, -viral que dirían los superguays- las subidas y bajadas de la luz; aunque como otras energías, subir suben, pero bajar…, al contrario de aquella Ley que formuló un tal Isaac Newton.
Nos han bombardeado con mil y una justificaciones por todos los medios, nos han llamado a casa para proponernos el cambio de suministradora a mejor precio, han salido incluso algún pronosticador implorando al dios de la lluvia con el fin de modificar a la baja unos céntimos el kilovatio.
Bien, a la vista del exceso de luz que aportamos los extremeños, este pregonero va a proponer una ILP (Iniciativa Legislativa Popular) a fin de que: «a los contribuyentes de esta Comunidad nos hagan como con la declaración de la renta, que cuando nos sale a devolver nos ingresen en cuenta el valor en euros de los kilovatios que nos corresponda per cápita».
Eso sin contar lo que aportamos con nuestra central lechera regional, esas dos inmensas ubres blancas como la leche, que a pecho descubierto nos saluda cuando entramos por tierra de Campo Arañuelo y que beben del embalse de Arrocampo. Ellas solitas con sus dos reactores generan más de 2.940 MGW. del total de los 7.416 MGW de todo el País, ¡sumemos!
Si hay que aprovechar el agua se aprovecha, que es un bien escaso por estar tierras, pero a mí me gusta más el provecho que se hace del Canal de Montijo, que da gusto ver esos frutales cuando viajo por «la onírica autovía del nunca jamás».

Como llover ha llovido, esperemos que baje la luz; eso sí, me gustaba más aquel Mariano Medina de isobaras con tiza y pizarra que el chaman actual.

Mi secreto del agua desvelado. Publicado en Hoy 28-01-2017

Como aquel protagonista de la novela «zafoniana» al que un libro se le apareció en el «cementerio de los libros olvidados», me ha pasado a mí con el recientemente publicado «El secreto del agua» de Martín Tamayo.
Novela que se desarrolla al albur de un pantano en época de florecimiento de estos bajo las directrices de los capitostes del momento.
Yo quiero contar mi secreto, que no es tanto, de otro pantano, este tan real como la vida misma.
El mío se conoce como «embalse de Alcántara», e igual que el novelado inunda las tierras de Encinares contraviniéndolo todo, incluso a costa de alguna pérdida humana, en el caso del Pantano de Oriol, lo que se perdió fue la zona más rica de los alrededores de Garrovillas de Alconétar, y no solamente por los cultivos de algodón, tabaco, maíz…, de su vega, que era zona de sustento de los pueblos próximos, también porque bajo sus aguas se quedó parte del pasado e historia garrovillana.
Poco antes que se produjera la inundación, en las inmediaciones de lo que se conocía como «parador de la Magdalena» se estuvo trabajando en las excavaciones arqueológicas de una basílica paleocristiana del s. V, y aunque se trasladó de lugar el puente Mantible, las aguas inundaron zonas donde aparecieron una espada de bronce y una cruz con láurea de mármol que se conoce con el nombre de «cruz de Alconétar», hoy se encuentran ambas en el Museo Arqueológico Nacional.
Para recordarnos que fue aquella zona quedó de vigía la Torre de Floripes, por donde, según la leyenda, flotan los barriles de Fierabrás, aquellos que Alonso Quijano pedía para él curar sus heridas.
También están bajo las aguas los restos de lo que fue un puente para el ferrocarril, construido en 1881 y dirigido por Gustave Eiffel, autor igualmente de la famosa torre de París.
Cuando se cerraron las compuertas del Pantano de Alcántara se finiquitó el sustento de muchas familias que tuvieron que coger la maleta y montarse en el tren que habían visto pasar tantas veces, tren que, por decisión de los prebostes del momento, alejaron de Garrovillas por miedo a que las chispas de las locomotoras incendiaran sus tierras, tierras que hoy están yermas.
Bajo las aguas también está una industria de baldosines que se nutría de las aguas y la arena del padre Tajo, arena que servía de playa a muchos junto al Mantible, e incluso en un otero había una escuela que acogía a los hijos de los braceros de la zona.
Pero al contrario de la novela de Tamayo, aquí nadie se indignó, todos dieron por bien empleado aquel «pan para hoy y hambre para mañana» que ha hecho que una población que llegó a los 6.000 habitantes hoy esté en poco más de 2.000, y que aquellas aguas bravas, limpias y curativas del Tajo se hayan convertido en aguas remansadas, turbias y tranquilas, como los hombres de mi tierra.

Aquel pan de muchos lo convirtieron en luz de pocos.

La izquierda desaparece

Entre las cosas aprendidas en los primeros años escelares que no se olvidan, era aquello que se conocía como “movimientos de la tierra”. En mi época escolar aprendimos dos: el de rotación –sobre su eje-, y de traslación –éste alrededor del sol; en ambos, el sentido de giro era hacía la derecha. En la actualidad en la enciclopedia digital nos encontramos con que la pareja de movimientos se ha ampliado a cinco, sumando el de precesión, nutación y el bamboleo de Chandler.
Esto de la Geofísica lo dejo de momento, pero me da pie para reflexionar sobre lo que unos científicos andan buscando; resulta que en los giros  existen otros conceptos que desconocía, la levógira y la dextrógira. La primera son los giros hacia la izquierda, la segunda hacía la derecha.
Pues bien, unos sesudos científicos, casualmente, se han encontrado con Jeremy, caracol cuyo giro de su concha es levógiro, y para que no desaparezca esta especie rarísima, en veinte años de estudio de esta especie es el primero que localizan, andan buscando pareja para que pase como con los movimientos de la tierra, que de dos, pasemos a ser muchedumbre, ¡pero si me parecía a mí que estos anímales eran hermafroditas! Todo el día aprendiendo.
A la derecha Jeremy
Casualidades de la vida, comida de “tosantos” con amigos y aparece un plato de caracoles al modo Alcántara, aquí no es por competir con el señor De la Torre en gastronomía regional, pero estos gasterópodos como los preparan en la tierra dónde trabajó mi tocayo Julio Lacer, no hay muchos sitios, queda recomendado; como tenía la curiosidad del giro levógiro, me estuve atento a ello, y puedo asegurar entre todos, no había ninguno, aunque me imagino yo que una vez cocinado no valdría de mucho llamar a los buscadores del caracol perdido para comunicarle “eureka”, tal cual hizo  Arquímedes.
No penséis que solamente anda buscando pareja para Jeremy el tal profesor de genética evolutiva Angus Davison, también por estos lares andamos a la busca y captura del giro a la izquierda.
No sé si lo de los caracoles lo conseguirán, lo que sí me da a mí, es que lo de conseguir un líder, o lideresa, para intentar la procreación y multiplicación de afiliados y votantes para el que se considera partido hegemónico de la izquierda, va a ser tan difícil como el empeño de encontrar la concha de izquierda.
A la derecha canario lancashire 
Ya no solo va a ser difícil encontrar al espécimen o mirlo blanco; es que  entre los apretones de los de villa abajo queriendo adelantar, como aquellos conductores del brexit por la izquierda; la fidelidad y cuantía suficiente de los caracoles y votantes de derecha; y sobre todo la disgregación interna producida en la concha de Ferraz 70, vamos a pasar más penurias que aquel Indiana Jones cuando buscaba el arca perdida.
Solo nos queda a algunos un consuelo, comprobar que en la “democracia actual más antigua del mundo” también han perdido en estos últimos día el giro que habían iniciado hacia la izquierda, en este caso por la aparición de un Canario Lancashire.

El futuro no es el problema

Publicado un adelanto del último estudio del CIS correspondiente al mes de octubre, se vuelven a poner sobre el tapete Hule aquellos problemas que más acucian a los españoles.
A lo largo de años que se conocen como pos-franquismo, transición y consolidación de la democracia, los problemas de los españoles han ido cambiando en función de aquellos asuntos que les preocupaban y que se hacían más populares por mor de los medios de comunicación.
Así desde aquellos años en los que el principal, y más graves de los habidos, era el terrorismo, hemos llegado al momento actual en el cual, el que más le preocupa a los españoles es «el paro» con un 71,3; les siguen por orden: «la corrupción y el fraude» con el 37,6; «la política en general» con el 29,5; «los problemas económicos» con el 24,2; puntualmente «la falta de Gobierno» con el 13,9 y en  sexto lugar «la educación»con el 11,0.
No digo yo que no sea este el orden que los encuestados han decidido, lo que si me salta a primera vista es, que el resultado es cortoplacista. Comprendo a quienes el paro les acucie, no solo el día de la encuesta, sino durante un largo periodo de tiempo; pero no entiendo que la corrupción, la política y los políticos, en incluso el hecho puntual de la falta de Gobierno se antepongan a la necesidad de tener un acuerdo sobre Educación, en mayúscula y negritas.
Leo que según el informe PISA de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), que evalúa a los alumnos de 15 años, sitúa a España en una situación mediocre, entre 5 y 10 puntos por debajo de la media en materias como son las Matemáticas, la Comprensión Lectora y las Ciencias, y además sitúa el gasto medio educativo español por debajo de la media de los 35 países miembros de la CEOE.
Este mismo estudio califica igualmente el abandono escolar temprano, y aquí sí que sacamos sobresaliente, casi duplicando la media europea de aquellos que abandonan los estudios con el título la ESO; este punto hace algunos años, antes del estallido de la burbuja inmobiliaria, cuando a los jóvenes se les llenaban los ojos del dinero fácil, podría ser comprensible sino entendible, pero la situación ha cambiado poco o nada en los momentos actuales, donde como recoge el CIS «el paro» no es que sea el problema, es la realidad.

Ahora que ya tenemos un nuevo Gobierno, la preocupación del asunto de esta orfandad debe desaparecer, pero a quien realmente le cae el problema de «la educación» es precisamente a los responsables y por simpatía a todos aquellos que forman parte del Congreso y del Senado.
El Poder Ejecutivo, y el Legislativo deben de, no solo intentar, conseguir algo que desde el inicio de la democracia no han sido capaces; conseguir una Ley para la Educación que asumidas y acordadas por todos consiga establecer un periodo cuando menos de aquellos años que forman el conjunto de una educación que va, desde los tres años de inicio hasta que se sale con 20 años aproximadamente.
Salvo en aquel intento en que el Ministro Ángel Gabilondo, allá por el 2010 con un Gobierno socialista, estuvo a punto de firmarse el acuerdo, el resto de las leyes aprobadas para el asunto, han sido una especie de manual de doctrina partidista y nunca consensuada.
A mi parecer, y sin restar la importancia que tiene el aumento y consolidación de la inversión del 5% del PIB para educación, de la aportación económica, hay que sumar la ya demandada por este pendolista de «el pacto de y para la educación»y de la indispensable formación de los docentes.
Nada se habrá conseguido si se cuantifica lo económico y no se pone en valor el capital humano que forma toda la clase educativa; la trilogía para conseguir una educación con calidad debe basarse en los tres pilares que a mi entender son incuestionables e inseparables: la Ley para la educación, la dotación económica sin cicatería y la formación continua de los docentes. Sin olvidar que estos tres pilares tengan como basamento la no menos e importante labor de la familia, si bien una Ley para la Educación tendría escasa repercusión en este último elemento, sí haría con su indispensable colaboración la obtención de los mejores resultados.
Posiblemente en la próxima encuesta del CIS vuelvan a ponerse por delante aquellos problemas que más acucian a los españoles y que son de máxima y perentoria resolución, sobre todo cuando se trata del bienestar social en el conjunto de la sociedad española, aquí habría que leer: la sanidad, la dependencia, el paro, la economía doméstica, la resolución de la pobreza energética…, pero sin demora hay que dedicarle todo el tiempo que sea necesario para solución de un problema no inmediato, sino de futuro.
Si queremos tener futuro, debemos preparar a los que mañana serán el presente.

Payasadas virales

Desde hace algún tiempo se está haciendo viral, aunque yo prefiero lo de popular, eso  de querer reescribir la historia sin tener en cuenta los momentos en los que los hechos acontecieron.
Unas veces por aquello de los pensamientos encontrados, otras por querer viajar en el túnel del tiempo, incluso llegando a embarcarse en la nao Santa María, si llegara el caso, y devolver al llamado ‘Nuevo Mundo’ todo aquello que exportamos y desbaratar todo lo que aportamos, incluidas las enfermedades; digo esto último por aquello de lo viral, ya que en sus orígenes el término significaba ‘todo aquello que tiene relación con los virus’; después también se importó al léxico informático para determinar lo que se difunde masivamente por las redes.
No me atrevo a dilucidar qué influyó más en aquel intercambio de culturas, riquezas, conocimientos…, en tiempos de Juan de la Cosa.
Ahora, en estos tiempos, sí que me atrevo a saber decir aquello que me gusta  y lo que no.
En el mundo de la música, las tradiciones, la gastronomía…; en definitiva todo lo que cobija la palabra ‘folklore’ en el concepto más docto del término, ha sido un intercambio de cromos; así tenemos que qué sería del gazpacho sin el tomate, nuestra tortilla española sin la patata, el trocito de chocolate después de la cena,  incluso nuestra Comarca ‘La Vera’ sin sus plantaciones de tabaco, eso solo por llevarse algo a la boca. El mundo del flamenco se enriqueció con los cantes de “ida y vuelta”, léase: milongas, vidalitas, guajiras…
También es cierto, que en cuestión de ‘animales’ los viejos europeos les enviamos más que trajimos, unos domesticados y otros sin domesticar, pero a ver quién se atrevía en aquellos entonces a pasar la ceranda.
Y todo esto viene a cuento de los días que vivimos; en el puente festivo de los Difuntos y Todos los Santos también nos ha pasado como con la importación de los animales, pero al revés; aquí en los últimos tiempos hemos cambiado: el pedir la ‘chaquetía’ por exigir ‘truco o trato’, hacer el calbote,  tocar las campanas durante la noche o el comer los “tosantos” –frutos secos, membrillos y granadas- por vaciar calabazas, hacerles unos respiraderos más o menos tétricos y ponerles una vela para iluminar su alma y  así, celebrar el Halloween; no es que me guste mucho la idea, que sería nada, lo que hago, es que no lo tomo en consideración.
Yo, estos días, sigo siendo clásico, visito los cementerios, a lo largo del año también, como nueces, castañas y hago algún ‘casamiento’. Pero vestirme de payaso, para hacer el ganso…, otra cosa importada del novísimo mundo que no se me ocurriría nunca.
¡Con la excelente labor que hacen quienes son payasos de profesión, tanto en el mundo de la farándula como en el de insuflar ánimo, y que vengan otros a desprestigiarla!

No es menos cierto que estos días, aunque sea vestido de calle y sin su nariz roja, más de uno también ha hecho el payaso.

El hábito no hace al monje

Si pongo como referencia la fecha del 27 de febrero de 1981, a la mayoría de aquellos que aún se pueden mojar la barriga, la fecha le resultará poco o nada llamativa; a los que ya nos cuesta humedecernos las rodillas, incluso en el mes de agosto y con 40 rayitas de las de Anders Celsius teñidas de añil,  si forzamos la memoria fotográfica, veremos una Glorieta de Embajadores a rebosar de gente clamando eslóganes contra la asonada producida el día 23 anterior.

Este aprendiz de pendolista, que por aquellos entonces trajinaba por el foro, fue uno de los que consiguió llegar a la cola de la manifestación. Por mor del destino llevaba una camisa azul; de regreso a casa en la línea cinco del metro, unos mozalbetes, más de cinco y muy valientes ellos, además con la testosterona subida por aquello que venir de donde yo venía, al ver mi camisa la confundieron con las que unos años atrás, bastantes diría yo, las usaban algunos como uniforme de sus “creencias”, a las que le añadían unas flechas con algo más en rojo y cantaban himnos bronceando su cara. La verdad que tuve miedo, y cuando volví a casa comenté que no volvería a usarla más, ya no por los resultados, sino porque no me confundieran con quien ni por asomo yo tenía similitud alguna con esa simbología.

Pasado el tiempo se me olvidó el hecho y volví a utilizar el azul, siempre defendí que los colores no son patrimonio de nada ni de nadie, aunque algunos se aprovechen de ellos para diferenciarse. Días atrás en mí pueblo, un amigo de los de siempre me dijo: “¡chacho me parecías un falangista!”, volvía a ir de azul, color que por cierto es el que más me gusta; yo le respondí con la frase hecha de: “¡el hábito no hace al monje!”

Viene toda esta perorata, y perdón por la petulancia, a la utilización de circunstancias personales y temporales para hacer sangre a terceras personas a asociaciones,  a organizaciones…, y aquí es donde me tengo que explicar; el cuento viene porque días atrás se leía y escuchaba que cierto personaje había cometido un supuesto maltrato contra su mujer, cosa que ya de por sí es grave, no, gravísimo; pero claro la noticia se magnificaba cuando se añadía que el interfecto era concejal de un partido político. Pues esto a mi entender sobraba, bastante tenía ya con ser supuesto acosador. Lo de añadidura ni lo exime ni lo culpa más de lo que en sí llevaba el hecho.

Otro tanto le pasó a aquel monje, que sin hábito pero por pertenecer a la benemérita, se aprovecha de la noche y de la compañía de algún correligionario del “bebercio”, y cuando en Pamplona otros estaban de diversión, ellos se lo montaron con la víctima del caso. ¡Valientes ellos! Volvíamos a oír y leer la noticia con el añadido de que uno se vestía de verde oliva y se ceñía tricornio acharolado. Pues me da a mí que esto sobraba, ellos eran machos machotes.

Claro que eso de escudarse en la nocturnidad o detrás de pasamontañas y caretas aunque sea de día, en la Autónoma y en la puerta del aula Magna que lleva el rótulo de Tomás y Valiente, les hace a algunos muy pero que muy “valientes”. Lugar dónde la palabra debe imperar y ser el medio de debate e incluso de disputa, consiguieron con su “valentía” imponer sus vociferantes diálogos y acallar a quienes habían que haberles escuchado y después interpelado llegado el caso.

Pero volvemos a lo del hábito y el monje, las caretas que son el símbolo y la imagen de la interpretación, del teatro y la tramoya, ellos la usaron para hacer su propio teatrillo, convirtiéndose  en los protagonistas y bajando el telón sin haber comenzado el primer acto.

¡Ay, cuánto monje suelto y los conventos a punto de la ruina!

Principio de año

El 6 de julio os daba descanso de estas mis peroratas con el fin de que el verano los disfrutarais en esas cosas banales, pero no menos importantes. Esas que hacen encontrarse con amigos, tener que mojarse algo más de lo recomendado el cuerpo por aquello de la flama y algún imperativo familiar playero, hidratarse con líquidos fermentados… En fin lo propio del tiempo de estío.

El verano ha sido de los que hacen historia, según lo visto, sufrido y oído por aquellos que en el pueblo siempre le echan la culpa al tiempo, y que son los que más saben del asunto: los mayores, perdón los más mayores.

A parte de la temperatura climatológica, la otra, la social, tampoco ha estado mal, sobre todo si el pulso se toma en la celebérrima Carrera de San Jerónimo.

Volvemos a las propiedades del otoño/invierno, y el tiempo sí ha cambiado, lo otro, sigue igual o peor.

Si empezamos por aquellos que siguen en funciones, nada digno a destacar; cada uno a lo suyo, el Presi paseando por los campos de su Galicia con el braceo hiperbólico, el resto no está ni se les espera, algunos entregando medallas y bastones de mando a tutiplén a tallas, los hay queriendo reconquistar Gibraltar…, en definitiva, están a la espera de ver pasar a Santiago Nasar, aquel que tampoco se enteraba de nada en la obra de García Márquez.

Los del 70 de Ferraz en su batalla particular, sabemos por hemerotecas que no es la primera vez que andamos revueltos, pero me da a mí que en esta ocasión nos va a costar levantar el vuelo y sobrevolar la gaviota. Unos quieren parecerse a los que les aprietan por abajo, otros dejar a los que nos presionan por arriba; o sea como el jamón y el queso en los bocadillos, iba a poner “sándwich» pero me he arrepentido. A mi parecer si somos consecuentes con lo defendido hasta ahora, aquello que se apruebe en el órgano superior es lo que se debe asumir; antes seguro que también había díscolos con lo acordado, pero se respetó aquello que se aprobó y…; mejor me callo.
No penséis que los de villa abajo están mucho mejor que los otros, algo sí, pero no mucho. Entre que los “pablistas” y los “errejonistas” no se ponen de acuerdo en los símbolos dáctilos, que si están en contra de los aforamientos y luego votan NO al suplicatorio de algún privilegiado, en fin que el verano pasó y la vida sigue igual.

¡A otra cosa mariposa! Leo que en Tailandia, cierto que algo lejos sí que está, su futuro Rey ha nombrado mariscal a su perro, lo que me hace recordar a aquel “Incitatus”, caballo de la Hispania, que fue nombrado senador por un tal Calígula. En los últimos tiempos se ha ganado con respecto al aprecio por los animales, cosa de la que me alegro, otra cuestión es querer humanizar a los animales, cuando hay tantos humanos que está deshumanizado. Debemos respetarlos, incluso algunas personas quererlos, pero no me resulta a mí poner a ningún animal por delante ni por encima de ningún ser humano, seguro que alguien no está de acuerdo, pero mi respeto hacia él, como el que pido que se me tenga a mí.

Para ir terminando esta mi primera matraca, voy a proponer que se modifique lo que se conoce como primero de año, está bien eso de las Navidades y toda su excesiva parafernalia, pero que sería de nosotros sin el comienzo del curso escolar, el comienzo del curso político, sin las inauguraciones de los cursos universitarios, sin la vuelta al trabajo de los afortunados que lo tienen, y sobre todo de ese pomposo acto de la apertura del año judicial, lo que provoca en mi cada año un prurito agudo por aquello del boato, cuando lo que debería eran empezar a ponerse de acuerdo, como los árbitros de fútbol, en cómo aplicar, ya no el reglamento, sino las Leyes. Lo digo por aquello de que donde la Ilustrísima Alaya veía gato encerrado, ahora su sustituta, la no menos Ilustrísima señora Bolaños, manda archivar la pieza, y en este caso no es pieza de caza.

Así que propongo que en enero celebremos el comienzo del calendario aquel que propició Gregorio XIII con todo lo que ello significa; y luego en septiembre el resto de los comienzos, y eso que en los últimos tiempos echo en falta aquel bombardeo de anuncios televisivos de fascículos y colecciones que cada año por la sementera se hacían públicos. ¿O será que ya no veo la televisión? ¡Será eso!

Feliz verano

Allá por el mes de diciembre pasado publicaba mi primera perorata en este Poste de Cabildo.

Aquellos que hemos prostituido el noble arte de la escritura convirtiéndonos en pendolistas autodidactos, y que bebemos de lo que otros nos sirven, tenemos que ir detrás de los pasos que ellos nos marcan si queremos estar actualizados.

He procurado en estas mis publicaciones marcar la actividad con algo de humor y de sorna, ¡bastante agrio es el día a día para que venga yo a estropearlo!

No soy de los que dicen que no les gusta la política, ni el fútbol, ni los toros, ni la belleza venga de donde venga; no desprecio un buen rato con amigos alegrando el coleto con un buen vaso de vino, o el tener que callar la boca por mor de una cuchara con suculento alimento. Se me nota a la legua de qué pié cojeo –o mejor para donde tiro-, no físicamente, que en este caso también coincide, tanto en lo político como en lo futbolero, las dos cosas que más nos tiene enfrentados a los españolitos.

Referente a lo primero, la política, no me duelen prendas cuando he tenido que publicar mis cuitas por lo maltrecho de mi partido político, me gusta defender lo que entiendo como modelo de sociedad y ello se refleja en unas siglas, otra cosa es comulgar –cosa que no práctico- con ruedas de molino.

Referente al otro motivo de enfrentamiento en esta nuestra Iberia, el fútbol, me gusta que gane mi equipo, ese que se conoce como el Barsa, ganando él me da igual lo que hagan otros; no suelo discutir, si acaso alguna picadita, porque entiendo que el fútbol es un aditivo para el divertimento, sí para la rivalidad, pero nunca para el enfrentamiento.

Durante estos meses de estar al resguardo de este Poste Cabildo, unas veces para guarecerme del frío y otras para cubrirme del “lorenzo”, habré tenido de todo, unos días mejores y otros menos mejores, procuro, como decía antes, nutrirme de aquello que unos nos venden y otros demandamos, es la información pura y dura; cierto es que en función de la fuente a la que te embroques a beber, el agua puede tener unas características organolépticas distinta de otras.

Suelo recopilar de varios medios, la información que me resulta más interesante para luego hacer mi batiburrillo particular, tenía para esta cháchara de final de curso un par asuntos que me resultaban interesantes.

Por una parte, la guerra generada entre aquellos que defienden la modificación de ciertos alimentos, los llamados transgénicos, en beneficio de cierta parte de la sociedad que está bajo mínimos, y aquellos otros, que defienden una cierta forma de vida más ecologista -me parece a mí que un tanto exagerada- y que sobre ponen ciertos principios por encima del género humano.

El otro asunto, un tanto escabroso, era el de la famosa lista de morosos que ha publicado ese Ministerio en el que todos tenemos una parte.

A mí me da que es una especie de globo sonda para distraer la atención, y me explico: los morosos son aquellos que no han pagado en tiempo y forma, por lo tanto debe ser tan fácil como requerirle por el medio que sea que salden la “mojatra”, y “aquí paz y después gloria”; otra cosa son los defraudadores, que es a esos a los que se quieren ocultar de una manera un poco torticera con mil y una estratagema; que si la lista de Panamá, que si la de Falciani, que si Suiza y Andorra…, ¡por cierto yo no estoy en ninguna de ellas y mira que me da pena!

De lo de los transgénicos y la capa de ozono tendremos tiempo de hablar al regreso; y de esto de los del “yo no sé nada”, “eso era de una herencia”, “eso es mi abogado quien lo lleva”…, también.

Yo espero que si los hados son propicios estaremos de vuelta después de haber cogido las almendras y haber vendido el muleto en la feria de San Mateo.


Me parece a mí que este verano voy a tener más biberones y pañales que Plaza y Laguna.

Feliz verano y buen viaje de ida y vuelta.

Seguimos en UCI

Al enfermo se le diagnosticó ya hace algún tiempo de catatonia, síndrome neuropsiquiátrico caracterizado por anormalidades motoras, que se presentan en asociación con alteraciones en la conciencia, el afecto y el pensamiento. Para intentar sacarlo de tal situación se requirió de un cuadro médico multidisciplinar en el que intervendrían cuatro especialistas de reconocida solvencia.
El primero de los especialistas, doctor Brey, anestesista, había conseguido mantener al enfermo, durante los últimos 4 años, en la situación propia de su especialidad, conservando las constantes vitales pero sin reanimarlo por si acaso el enfermo tomaba conciencia de la gravedad de su situación. Aunque algunos miembros del paciente requerían un tratamiento de urgencia por peligro a tener que amputarlo, el doctor Brey ha aguantado  las múltiples infecciones de repetición, y cada vez más numerosas, a base de sedación y sin practicar ningún método localista.
El especialista en cirugía torácica, doctor Sánchez, se llegó a poner el traje verde de quirófano y puso al enfermo en más de una ocasión sobre la mesa, e incluso intentó poner de acuerdo al resto de los especialista para conseguir, aunque solo fuera para poder sacarlo de la situación de gravedad, y reanimarlo, para después entre todos ir recuperándole primero la conciencia y después la psicomotricidad. El problema se le planteó cuando el anestesista no daba el visto bueno por falta de empatía con el cirujano; y el otro especialista, el de plástica y estética, estaba más que por colaborar para la recomposición de las partes dañadas, por hacer intervenciones de plasticidad y “postureo” en sí mismo y en los miembros de su equipo.

El cirujano plástico, doctor Turrión,  que había salido de la universidad popular, estaba más por vender su propia imagen, incluso a costa de algún improperio sobre antiguos cirujanos jefes, que por aportar sus conocimientos y propuestas para conseguir que el enfermo saliera de la sedación, también entendía que era más importante su especialidad de recuperación estética que la física que proponía el cirujano torácico.
El cuarto especialista es diplomado en logopedia, y por ello no menos importante, se pensó para esta especialidad en el diplomado Rivera dado su verbo fácil y buena relación, en principio, con el equipo de anestesiología, y que podría hacer un buen trabajo para cuando se tuvieran que aportar cada equipo los conocimientos de sus especialidades; el problema grave surgió cuando el cirujano plástico anteponía su intervención a la recuperación que proponía el especialista en fonética.
A la vista de los desencuentros de los galenos, el gerente del hospital, doctor Patxi López, decidió volver a sedar al enfermo y colocarlo en UCI hasta ver si haciendo una nueva consulta con los familiares, estos discernían quien sería el cirujano en el que depositar la confianza.
Los familiares han hablado y decidido, con cierto criterio médico, por aquello de la especialidad, pero no por la urgencia del caso, que el primero en intervenir sea el doctor Brey; que tendrá que hacer algún esfuerzo más en esta ocasión, para conseguir los suficientes enfermeros y auxiliares y obtener la ayuda suficiente para su intervención.
Mientras tanto el doctor Sánchez está intentando poner a su equipo en sintonía para llegar a acuerdos en el tratamiento a realizar en caso de tener que intervenir de urgencia.
El doctor Turrión, que a última hora fichó a un especialista en medicina de familia, recién salido de la universidad, doctor Garzón, ha visto como no ha sido capaz de convencer a la familia del enfermo para conseguir los apoyos suficientes e intervenir él en primera instancia.
El logopeda, como propio de su especialidad, anda estos días intentado conseguir unir los suficientes apoyos para entrar a formar parte de los llamados “salvadores de la patria”.
A la espera de que los “señores cirujanos” sean capaces de ponerse de acuerdo con la intervención a realizar y el posterior tratamiento, el enfermo sigue en UCI.

Atar los perros con longaniza

Esta frase hecha que en principio podría parecer una invención, tiene una historia urbana. Según cuentan ocurrió en Candelario, pueblo de la provincia de Salamanca en el Partido Judicial de Béjar y limítrofe con la Provincia de Cáceres; sucintamente la historia se narra como que allí existía un rico fabricante de embutido, al parecer, por las premuras, una empleada ató un perro a la pata de un banco con una ristre de longaniza de las que estaba embutiendo; en eso que entró un muchacho y al ver lo ocurrido, salió a publicar la noticia diciendo que: “en casa del “choricero” se ataban los perros con longaniza”.

Hasta aquí la historia ¿verdadera o ficticia? Lo cierto es que la frase se ha popularizado y se utiliza como signo de ostentación de riqueza y derroche.

Ahora viene lo de querer cuadrar todo lo dicho hasta el momento, con lo que quisiera exponer entre debate y debate y partido y partido.

Cogiendo como espacio físico la “piel de toro” y escuchando a quienes nos bombardean con sus soflamas “mitineras”, según sea el “declamante”, somos de los que nos sobran longanizas para atar, o de los que, como sigamos así, nos vamos a tener que comer los perros porque en los contenedores no vamos a encontrar ni un gramo de residuo orgánico.

Pero desde luego, quien no se conforma es porque no quiere; estos días atrás me encontré con un estudio sobre la mortalidad y la morbilidad en el mundo, reconozco que el tema puede ser escabroso, e incluso quien llegado a este punto alguno de vosotros me haga un corte de manga y se vaya a ver algún debate o el partido de rigor, los datos son escalofriantes, y la realidad se debe conocer, porque si yo supiera que ocultando los datos estaba el problema resulto, pero…: pondré alguno de ellos solamente para vuestro conocimiento.

Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) 795 millones de personas pasan hambre en el mundo, en cifras relativas el porcentaje de personas subalimentadas es del 10,9 %. Por países, Haití encabeza el ranquin con el 53, 4 %, le siguen de cerca Zambia y la República Centroafricana. En cifras absolutas el pódium de personas subalimentas es el siguiente: India 194, 6 Mlle., China 133,8 Mlle. Y Pakistán 41,4 Mlle.

Otro dato que a aquellos que tenemos longanizas y perros nos debería de sonrojar es el siguiente: cada día mueren en el mundo 8.000 personas a causa de alguna de las seis enfermedades llamadas “olvidadas”, a saber: el VIH/SIDA, la malaria, la tuberculosis, la enfermedad de chagas, la leishmaniasis…; el sida, la malaria y la tuberculosis matan a 4 millones de personas cada año; estas lacras se dan principalmente en los países denominados pobres.


La OMS (Organización Mundial de la Salud) publicaba un estudio sobre las diferencias entre países pobres y ricos de los que se pueden extraer algunos datos significativos: En los países de ingresos altos, más de dos tercios de la población vive más allá de los 70 años y muere a causa de una enfermedad crónica: trastornos cardiovasculares, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, cáncer, diabetes o demencia. La infección pulmonar sigue siendo la única causa infecciosa importante de defunción.

En los países de ingresos bajos, menos de la cuarta parte de la población llega a los 70 años, y casi un tercio de las muertes se dan entre menores de 14 años. Aunque las enfermedades cardiovasculares en conjunto son la principal causa de defunción en estos países, las enfermedades infecciosas (sobre todo el VIH/SIDA, la infección de las vías respiratorias inferiores, la tuberculosis, las enfermedades diarreicas y el paludismo) tomadas conjuntamente provocan más víctimas mortales. Las complicaciones del embarazo y del parto siguen siendo una de las principales causas de defunción y sus víctimas son tanto bebés como madres.

El cuerpo se va poniendo de aquella manera, pero no dejaré de poner lo referente a la infancia. Según Save the Children, cada año mueren por causas asociadas a la desnutrición 3,1 millones de niños, la mitad de estas muertes se producen en menores de 5 años, y cuando logran sobrevivir, la desnutrición deja secuela físicas y psicológicas para toda la vida.

A la vista de estos datos, si mañana voy a mi centro de salud y tengo que esperar más de media hora para que me atiendan y si además tengo que ir a comprar a uno de los “carrefouses”, me acordaré de lo escrito y procuraré no enfadarme y pensar que posiblemente, aquí si atemos los perros con longaniza.